Porque el sol no evapora la sal, sino el agua. También se debe a los respiraderos del océano profundo (descubierto en la década de 1970). El agua de mar es tragada por esas hendiduras en el lecho oceánico y cuando vuelve a emerger, millones de años después en forma de vapor por los volcanes, la sal se ha filtrado por su paso a través de la roca.
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